viernes, 28 de agosto de 2009

Las cifras de la pobreza

Según la Misión para el empalme de las misiones de empleo, pobreza y desigualdad —qué nombrecito— que convocó Planeación Nacional y el Dane para ajustar las metodologías de medición de la pobreza, la desigualdad y el desempleo, en Colombia, 46 de cada 100 hogares está en situación de pobreza, y 18 de cada 100 hogares se encuentra en indigencia. Casi la mitad de los colombianos es oficialmente pobre.

Esta nueva metodología que incorpora elementos que hacen más sensible la medición a las políticas públicas de subsidio condicionado —léase Familias en Acción y programas similares— nos indica que durante los últimos años ha habido una reducción de la pobreza en cinco puntos y de la indigencia en dos. Esta reducción se explicaría por el crecimiento sostenido de la economía durante cinco años, y por las políticas de subsidio condicionado que han focalizado recursos en hogares con un alto grado de vulnerabilidad. Es sabido que el fuerte de la política social de este gobierno es el subsidio condicionado, que implica que el Estado tiene una clientela de pobres institucionalizados que nunca saldrán de la pobreza, pero el subsidio es suficiente para impedir que las condiciones de vida de los miembros del hogar se deterioren. No es una política de lucha contra la pobreza sino de mitigación de sus efectos negativos.

Si se hiciera el ejercicio hipotético de excluir de la medición a los hogares que hacen parte de programas como Familias en Acción, Red Juntos, Familias Guardabosques, y haciendo un estimativo de cerca de un millón quinientos mil hogares beneficiarios de dichos programas, tendríamos que la tasa de pobreza sería de alrededor de 56%, y la de indigencia de 22 %, la misma al iniciar el gobierno. Esto, en un contexto de muy poca generación de empleo de calidad, nos lleva a concluir que quienes han dejado de ser pobres según la medición de la Misión, son los hogares que reciben un subsidio directo del gobierno, y que si bien significa un ingreso adicional, se trata de pobres que no están en condiciones de abandonar su condición sin el subsidio.La meta del gobierno es llegar a cerca de dos millones de hogares en Familias en Acción, lo que asegura un caudal electoral cautivo de cerca de cinco millones de votos —suponiendo que en cada hogar votan entre dos y tres personas—, cifra suficiente para garantizar esta y dos reelecciones más.

El debate de la agenda pública está concentrado en la seguridad rural. Si nos basamos en las cifras de inseguridad ciudadana, que son alarmantes; las de pobreza y de desempleo, en el deterioro de la infraestructura vial, en la mala calidad de salud para los más pobres – ese 46% de colombianos-, la brecha en calidad de la educación entre el sector público y el privado, y lo urbano y lo rural; la corrupción rampante, el debate en Colombia debería ser de otra naturaleza. Pero nada de eso importa mientras Uribe represente el discurso anti Farc, y ahora anti Chávez y Correa. La mayoría de esta sociedad que reelegirá a Uribe cuantas veces sea necesario, ha decidido jugarse esa carta a costa de todo lo demás. Y mientras eso dure, las mediciones de las políticas favorecen su continuidad.

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